Hace algunos días, por las vueltas del azar, llegó a mis manos un video. Era un mensaje dedicado a los jóvenes que decía “implícate socialmente”. Al terminar de ver aquella breve entrevista quedé muy preocupada. Pensaba cómo le vamos a pedir a los jóvenes que se impliquen socialmente si de niñ@s les hemos criado en burbujas lejos de toda polución, lejos de cualquier contacto no depurado, lejos de aquella sociedad de la que en todo momento hay que resguardarse. ¡Y no te atrevas a saludar a la gente por la calle, porque como bajes la ventanilla del auto te van a asaltar!
El miedo nos aísla, y aunque sé que los altos índices de criminalidad conllevan a que seamos precavidos, tener miedo acrecienta el problema. Crear realidades paralelas y aumentar las brechas sociales es parte de un círculo vicioso que se revierte hacia quienes lo provocan y terminan construyendo muros más altos y pasando la noche en vela.
Hacer que nuestr@s niñ@s se impliquen socialmente es enseñarles a convivir en un marco de respeto, acogida y justicia. Un/a niñ@ que internaliza que lo que sucede en su entorno directa o indirectamente repercute en su vida, difícilmente se verá implicad@ en temas de bullying porque aprenderá a responder a los problemas que enfrente con acciones constructivas con miras al bien común.
Para muchos, implicarse socialmente tiene que ver con hazañas colosales, manifestaciones y grandes actos humanitarios. Para mí, y para quienes orgullosamente son personas ordinarias, implicarse socialmente tiene que ver con nuestras acciones cotidianas, con hacernos conscientes de las repercusiones sociales de aquello que hacemos en nuestro trabajo, en nuestra familia y en nuestro tiempo personal. No se trata de actos caritativos de los domingos, ni de cubrir doble moral. Se trata de sentirnos parte y asumir con convicción nuestras responsabilidades.
Hay muchas formas de romper este círculo enseñando a nuestr@s niñ@s sutiles acciones cotidianas que terminan por convertirse en parte de nuestras costumbres. Aquí algunas sugerencias:
- Aprovecha y valora la comida sin desperdiciarla. Hazle consciente de que mucha gente muere de hambre.
- Usa eficazmente los recursos. El cuidado del medio ambiente es parte de nuestro compromiso a favor de la vida.
- Deja de victimizarte y empieza a sentirte agradecido por lo que tienes.
- Comparte con otros y aprenderán a compartir con tu ejemplo. No compartas solo lo que te sobre, eso es solo reciclar tu basura. Comparte también aquellas cosas que disfrutas porque el gozo de compartir es aún mayor.
- Sé empátic@ en cosas simples. Piensa cómo se siente tu vecin@ si haces ruidos innecesarios o cómo se siente el próximo en llegar a un establecimiento y nota que innecesariamente ocupaste dos estacionamientos.
- De vez en cuando escucha las noticias en el auto y permite que tus hij@s se enteren de las cosas que pasan, trata de explicarles y contextualizar los hechos.
- Evita que tus hij@s realicen juegos que inciten la violencia o la discriminación de cualquier tipo. Tú ya lo sabes, aunque se venden en la juguetería, las armas no son un juego.
Finalmente, y no menos importante, no mires para otro lado. Como dice un trillado eslogan “si ves algo, di algo, haz algo”, porque aunque no lo creas, no existen sociedades paralelas, es solo una sociedad y a menudo la burbuja se rompe. Recuerda que el mundo se construye todos los días… ¿Y tú, qué versión del mundo construyes?
Consultora en Educación, Crianza y Sostenibilidad
¡Me sentí tan identificada en varias sugerencias! Hay que romper burbujas para que los niños salgan al mundo y puedan ser autosuficiencientes.
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