El exigente mercado laboral y las altas tasas de desempleo han influido profundamente en el sistema educativo. Cada vez hacemos que nuestr@s niñ@s estudien más y se recreen menos. Tontamente, hemos olvidado que la recreación es fundamental para un desarrollo equilibrado del ser humano.
Afortunadamente, las nuevas teorías de aprendizaje impulsan la escuela hacia unas metodologías de enseñanza más amena en la que l@s alumn@s tienen un rol activo. Esto facilita a l@s alumn@s soportar entre 6 y 8 horas de instrucción escolar diaria. Por supuesto, tales horas no bastan. Desde los seis años necesitan manejar agendas para cumplir con todos sus compromisos. Además, luego de la escuela, deben asistir a otras clases de deporte, arte, lenguas extranjeras, etc.
Dos horas al día para ser niñ@s
Las clases extracurriculares pueden ser una gran herramienta de aprendizaje cuando son elegidas por el propio niñ@, cuando responden a su interés y se convierten en espacios de plenitud. Pero es importante que el tiempo que el niñ@ dedique a estas actividades sea moderado. Es decir, que no impidan que el niñ@ duerma 10 horas al día, asista a la escuela y tenga al menos dos horas de recreación libre cada día. Aunque el tiempo de alimentación y aseo pueden ser momentos de disfrute, no serán tomados en cuenta para nuestras horas “libres” que sí pueden incluir juegos al aire libre, tv, lectura antes de dormir, uso de juguetes, cuidado de una mascota, etc. Dos horas sin planificación previa en las que el/la niñ@ puede aprender a tomar decisiones decidiendo cómo utilizar ese tiempo.
Las tediosas tareas escolares
El incremento de la jornada escolar debería ser razón suficiente para que los docentes dejen de mandar kilométricas asignaciones a casa. L@s niñ@s actuales no tienen la posibilidad de hacer las tareas disfrutando aprender. En cambio, deben correr y hacerlas para salir del paso.
Una pequeña asignación todos los días ayuda a que el/la alumn@ desarrolle responsabilidad y autonomía. Una gran asignación todos los días constituye una causa de estrés y frustración que obliga a algunos padres y madres a pagar salas de tareas para que ayuden a su hij@ a mantenerse al día con los deberes.
Uno de los pilares de la educación es aprender a aprender. Por eso sería interesante que el único deber que tenga el alumno sea leer en casa anticipadamente el tema que se tratará en clases al siguiente día o realizar lectura por placer y escritura creativa. Esto haría que el estudiante se cree una expectativa sobre la próxima clase y también lo ayudaría a crear un hábito de lectura. Es una actividad que el/la alumn@ puede realizar autónomamente y que l@ acostumbraría a ser proactiv@ y prepararse para lo que ha de venir. Este tipo de asignación también ayudaría al profesor pues si l@s alumn@s llegan con una idea de la temática a tratar, las discusiones pueden ser más profundas y pueden dedicar mayor tiempo de la clase a la aplicación práctica de los nuevos conceptos tratados.
Al final, lo que cuenta es que nuestr@s niñ@s disfruten ser niñ@s mientras aprenden y se desarrollan equilibradamente.
Consultora en Educación, Crianza y Sostenibilidad
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