Mañana puede ser un mejor día: 5 consejos para desarrollar la resiliencia en l@s niñ@s


En más de una ocasión, alguna de mis hermanas ha narrado una anécdota de cierto suceso que vivimos juntas durante la niñez. Al escucharla, me sorprendo porque con frecuencia, aunque estuvimos presentes en el mismo hecho, mis recuerdos emocionales son muy diversos a los suyos.

Si bien es cierto que, como dice La Lupe, cada cual en este mundo cuenta el cuento a su manera, no es menos cierto que a menudo la diferencia en las versiones contadas se debe a que cada cual en este mundo vive el cuento a su manera.

No son nuestras vivencias lo que definen nuestra vida, sino la interpretación que damos a dichas vivencias. Cómo nuestr@s niñ@s dan significado a lo que sucede a su alrededor, depende en gran parte de cómo les enseñamos a leer esa realidad. Un claro ejemplo de esto lo vemos en la película La vida es bella en la que el padre, majestuosamente caracterizado por Roberto Benigni, logra que su hijo viva su estadía en un campo de concentración como una experiencia positiva. En la vida real, no se trata de mentir sobre lo que está pasando como sucede en la película, sino de enseñarles a nuestros niños resiliencia, a superar los momentos duros y a ver el lado positivo de las cosas.

Coloquialmente se dice que todo depende del cristal con que se mire y, aunque no queremos caer en relativismos, reconocemos que sería sano mirar nuestro entorno con ojos más esperanzados. Por eso, para ayudar a nuestros niños a interpretar mejor los eventos cotidianos sugiero que:

  • Practiques el optimismo y tu niñ@ lo aprenderá a través de tu ejemplo.
  • Conversa con tu niñ@ cada día antes de dormir, sobre cosas buenas que le pasaron durante la jornada y den gracias al universo por ello. Está probado que las personas agradecidas son más felices.
  • Cada mañana, tomen un minuto mientras se desayunan, se visten o van a la escuela para afirmar que éste será un gran día. Por ejemplo, suelo decir: “mira qué brillante está el sol, es señal de que será un día maravilloso”. Cualquier excusa es buena para esperar un buen día: haber dormido bien, desayunar en familia, darse una ducha agradable. En fin, cualquier cosa simple de esas tantas que tenemos y que con frecuencia no valoramos.
  • Enséñale a tu niñ@ a alegrarse por los logros de l@s demás. Por ejemplo, en vez de decir: “debiste haber sido tú”, exclama: “¡cuánto me alegra que a José lo hayan reconocido como mejor estudiante de la clase, sin duda es un estudiante muy responsable!”
  • Cuando tu niñ@ haga un comentario negativo, ofrécele una respuesta positiva que le haga ver la otra cara de la moneda y si te comenta alguna experiencia negativa, analiza la vivencia y reflexiona con él/ella desde una perspectiva esperanzadora.

 

Finalmente, recuerda que hay dos certezas que tu niñ@ siempre debe tener: alguien le ama incondicionalmente y mañana puede ser un mejor día.

 

Aurora Badillo Calderón

Consultora en Educación, Crianza y Sostenibilidad 

 


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